viernes, 24 de octubre de 2014

Paradigma del sistema educativo

Ken Robinson (Liverpool, 1950) experto en temas relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanaza y la innovación, nos presenta en el video "Paradigma del sistema educativo" la situación del sistema educativo actual. ¿Cómo podemos seguir con un sistema educativo tan obsoleto?.



El sistema educativo actual fue concebido y diseñado para otra época, la de la cultura intelectual de la ilustración y la de la revolución industrial.

Es por ello que las escuelas aún están organizadas como si fueran fábricas (taylorismo), timbres que suenan, instalaciones separadas, bloques de asignaturas estancas, niños divididos según su grupo de edad…, se trata de una cadena de montaje, con exámenes estandarizados, currículos estandarizados…






Esta escuela prepara a los niños en tareas rutinarias, repetitivas y memorísticas. Este modelo, basado en la transmisión de contenidos, se sustenta sobre tres pilares:
  • La transmisión de contenidos que se "creen" importantes.
  • El estudio y memorización de dichos contenidos como parte más importante del proceso de aprendizaje.
  • La evaluación del niño y la comparación entre ellos, sin tener en cuenta las capacidades propias de cada uno.

Este sistema, además, sólo hace hincapié en la inteligencia lógica-matemática, desdeñando otras capacidades como la inteligencia creativa, la espacial, la cinestésica, la emocional, etc.

Pero en el siglo XXI, tanto la sociedad como el mercado laboral demandan unas personas caracterizadas por otro tipo de habilidades como la creatividad, la iniciativa, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico... Es por ello por lo que se hace necesaria una educación diferente, basada en el desarrollo de estas capacidades.

Los niños están viviendo el periodo más estimulante de la historia, están siendo acosados con información y se les reclama atención desde infinidad de medios, ordenadores, televisión, tablets... y nosotros, les castigamos por distraerse. En este contexto Ken Robinson habla del transtorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), que aumenta cada vez más, tratándose, en realidad, de una epidemia ficticia.